6/06/2011

Cospedal al Club Bilderberg 2011

No desaprovecha una, doña Dolores. Ahora se ha empeñado en acudir a la nueva reunión del Club Bilderberg, que se celebrara en pleno Tercer Mundo, para ser más exactos en la localidad suiza Saint Moritz, los próximos días 9-12 del presente mes.

Y no es fácil acudir a tan selecto club de poderosos. No le voy a llamar club masónico, sino del Nuevo Orden Mundial (NOM), pues ya conocen mi convicción de que las logias de hoy se han quedado en una liturgia un poco cursi y el NOM me parece un concepto mucho más plausible (aunque tan elitista, sectario y secreto como la masoneria) y mucho más actual. Las logias y su liturgia persiguen lo mismo, tienen un mismo enemigo -el cristianismo- pero se han quedado anticuadas.

El Club Bilderberg que recibe este nombre por ser el hotel donde se reunieron por primera vez en 1953. Desde entonces han pasado por el Club reyes -por ejemplo la Reina de España- políticos -por ejemplo Zapatero-, Banqueros, -por ejemplo Juan María Nin-.   

En cualquier caso, el empeño de doña María Dolores revela la deriva ideológica del Partido Popular, justo en la dirección que pretende la nueva masonería, es decir, el NOM: laicismo, capitalismo y antinatalismo. En castizo: centro-reformismo.

El empeño de doña María Dolores en acudir al magno acontecimiento ha chocado con el 'numerus clausus' impuesto a España -tres representantes por edición- pero, en el caso de Cospedal esto no ha sido óbice para los dos coordinadores del Club en España: el CEO de PRISA, Juan Luis Cebrián y el vicepresidente del Banco Santander y el presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte. A los bildelbergers les encanta pasarle la mano por el lomo a quienes están a punto de acceder al poder.

Bilderberg significa montaña de las imágenes. Montaña de las imágenes, nombre muy apropiado para operaciones de imagen. A fin de cuentas, Bilderberg no es un antro oscuro para cambiar el mundo, sino un luminoso recinto para modificar a los propios participantes: su bolsillo, su poder y su influencia. Y cuando están bien adoctrinados no hace falta pedirles ningún favor: todos ellos saben perfectamente qué es lo que deben y qué es lo que no deben hacer. Y sin necesidad de maestros. El lavado de cerebro colectivo no es producto de ninguna conspiración sino del consenso en lo políticamente correcto.

Eulogio López